Epilepsia en perros

Epilepsia canina: guía completa de diagnóstico y tratamiento

Introducción a la epilepsia en perros

La epilepsia es una enfermedad que se presenta no sólo en humanos sino también en nuestras mascotas, especialmente en los perros. Es un trastorno neurológico caracterizado por convulsiones repetidas causadas por un mal funcionamiento temporal de las células cerebrales. Es una enfermedad compleja que requiere un diagnóstico preciso y un tratamiento personalizado para garantizar que los perros afectados vivan una vida buena y saludable.

Epilepsia en perros
Epilepsia en perros 4

(C) https://www.thekennelclub.org.uk/health-and-dog-care/health/health-and-care/az-of-health-and-care-issues/epilepsy/

Epilepsia en perros: definición y frecuencia

La epilepsia canina, también conocida como epilepsia, es una de las enfermedades neurológicas más comunes y afecta aproximadamente al 2% de todos los perros. Esta enfermedad puede presentarse a cualquier edad, desde cachorros hasta personas mayores.

La epilepsia canina es una disfunción cerebral que altera el equilibrio entre la carga y descarga eléctrica en las células nerviosas. Esto da como resultado impulsos eléctricos incontrolados que hacen que el cerebro responda a este exceso de actividad con un ataque epiléptico. Estos ataques pueden variar en gravedad y en la mayoría de los casos terminan por sí solos.

gráfico TD A((Epilepsia)) --> B{Disfunción cerebral} B --> C[Desequilibrio entre carga y descarga] C --> D[Impulsos eléctricos incontrolados] D --> E((Ataque epiléptico))

Tipos y síntomas de epilepsia.

Las crisis epilépticas se pueden dividir en dos grupos principales según su origen: epilepsia parcial o focal y epilepsia generalizada.

Epilepsia parcial o focal en perros

La epilepsia canina parcial o focal es una forma de epilepsia canina caracterizada por convulsiones que comienzan en un área específica del cerebro y afectan a un área específica del cuerpo. A diferencia de la epilepsia generalizada en perros, en la que las convulsiones afectan a ambos hemisferios del cerebro, las convulsiones en la epilepsia focal se limitan a una parte específica del cerebro.

Las convulsiones parciales pueden tener diferentes síntomas según el área del cerebro afectada. Estos pueden incluir síntomas motores (como movimientos espasmódicos de una parte particular del cuerpo), síntomas sensoriales (como cambios en las sensaciones visuales, auditivas o olfativas), síntomas autonómicos (como palpitaciones o sudoración) o síntomas psicológicos (como ansiedad o euforia). En algunos casos, estas convulsiones también pueden provocar cambios de comportamiento complejos, incluidos los llamados comportamientos automáticos, en los que quien los padece realiza movimientos repetitivos y descontrolados.

Hay dos tipos principales de crisis parciales: simples y complejas. En las convulsiones focales simples, se conserva la conciencia, mientras que en las crisis focales complejas, la conciencia se altera o se pierde. En algunos casos, las convulsiones focales pueden volverse generalizadas de forma secundaria, lo que significa que se propagan desde un área específica del cerebro a todo el cerebro y se convierten en una convulsión generalizada.

A menudo se desconoce la causa exacta de la epilepsia focal en perros, pero hay muchos factores que pueden contribuir al desarrollo de esta afección, incluidos factores genéticos, lesiones cerebrales, accidentes cerebrovasculares, tumores e infecciones del sistema nervioso central.

El diagnóstico de la epilepsia focal canina puede resultar un desafío porque los síntomas son muy variables y pueden ser difíciles de distinguir de otros trastornos neurológicos. El diagnóstico suele basarse en una anamnesis cuidadosa, exámenes neurológicos y técnicas de imagen como la resonancia magnética (MRI) o la tomografía computarizada (TC).

El tratamiento de la epilepsia focal en perros tiene como objetivo principal reducir la frecuencia y gravedad de las convulsiones y mejorar la calidad de vida del paciente. Esto se puede lograr mediante medicamentos, cirugía, ajustes en la dieta o cambios de comportamiento.

Es importante enfatizar que el pronóstico para las personas con epilepsia focal puede variar mucho según la causa y la gravedad de la afección. Sin embargo, con el tratamiento y el apoyo adecuados, muchas personas con esta afección pueden llevar una vida plena y productiva.

Epilepsia generalizada

La epilepsia canina generalizada es una forma de epilepsia que afecta a ambos hemisferios del cerebro y afecta a todo el cuerpo del animal. Es particularmente común en perros y representa alrededor del 80% de los casos.

Las convulsiones generalizadas se dividen en varias subcategorías, siendo la convulsión tónica (de tono = tensión) la forma predominante en los perros. Esta convulsión se puede dividir en tres fases:

  1. Fase prodrómica: esta fase, que puede ocurrir horas o incluso días antes de la convulsión real, se caracteriza por cambios de comportamiento que pueden indicar una convulsión inminente. El perro puede estar inquieto, ansioso o pegajoso.
  2. Fase ictal: la convulsión real ocurre en esta fase. Durante una convulsión tónica, el perro se congela, se cae y puede perder el conocimiento. Pueden producirse movimientos rígidos de las extremidades, a menudo acompañados de salivación, orina y heces excesivas. Esta fase suele durar entre unos segundos y unos minutos.
  3. Fase postictal: Esta es la fase posterior a la convulsión. El perro puede estar confundido y desorientado y tener una discapacidad visual temporal. La recuperación puede durar desde unos minutos hasta varias horas.

Epilepsia en perros: un ejemplo, ¡no apto para almas sensibles!

Es importante tener en cuenta que el dueño del animal debe mantener la calma durante una convulsión y darle al perro el mayor espacio posible para evitar lesiones. No se recomienda meter la mano en la boca del perro durante una convulsión, ya que puede ser peligroso tanto para el perro como para el dueño.

El diagnóstico de epilepsia generalizada en perros suele realizarse excluyendo otras causas de las convulsiones, como trastornos metabólicos, infecciones o tumores. A menudo se desconoce la causa exacta de la epilepsia generalizada, pero se cree que tanto factores genéticos como ambientales pueden influir.

El tratamiento de la epilepsia generalizada en perros consiste principalmente en reducir la frecuencia y gravedad de las convulsiones. Esto incluye medicamentos como anticonvulsivos y benzodiacepinas, una dieta ajustada y manejo del estrés. Es importante controlar y ajustar periódicamente el tratamiento para lograr resultados óptimos y minimizar los efectos secundarios.

En resumen, la epilepsia generalizada en perros es una afección grave pero tratable. Con un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado, los perros afectados pueden llevar una vida normal y feliz.

Diagnóstico de epilepsia en perros.

Diagnosticar la epilepsia en perros puede resultar un desafío porque los síntomas varían y deben diferenciarse de otras enfermedades neurológicas y no neurológicas. No existen pruebas específicas que permitan un diagnóstico definitivo de epilepsia en perros, por lo que el diagnóstico se basa en una historia cuidadosa, exámenes clínicos y procedimientos de exclusión.

Durante la anamnesis, el veterinario preguntará al propietario sobre los síntomas concretos, su frecuencia y duración, así como posibles factores desencadenantes. Es importante que el dueño describa con la mayor precisión posible el tipo de convulsión, el comportamiento del perro antes, durante y después de la convulsión, y cualquier cambio en el estado o comportamiento general del perro.

El examen clínico incluye un control de salud general y un examen neurológico. El veterinario examinará al perro en busca de signos de una afección médica subyacente que pueda estar provocando convulsiones, incluidas infecciones, intoxicaciones, trastornos metabólicos o tumores.

Además, se pueden realizar diversas pruebas diagnósticas para descartar otras causas de las convulsiones e identificar posibles síntomas asociados. Estos incluyen análisis de sangre, análisis de orina, radiografías, ecografías y pruebas más especializadas como la electroencefalografía (EEG) o pruebas de imagen como la resonancia magnética (MRI) o la tomografía computarizada (TC). En algunos casos, puede ser necesario un examen del LCR (examen del líquido cefalorraquídeo).

En perros en los que no se encuentra otra causa para las convulsiones, se puede realizar un diagnóstico de epilepsia primaria o idiopática. Se trata de una forma genética de epilepsia en perros que es más común en determinadas razas y suele comenzar entre el año y los cinco años.

Es importante señalar que el diagnóstico de la epilepsia canina requiere un examen detallado y, a menudo, que requiere mucho tiempo. Un solo episodio epiléptico no significa necesariamente que el perro tenga epilepsia. Más bien, el diagnóstico generalmente se realiza cuando el perro ha tenido múltiples convulsiones no provocadas con al menos 24 horas de diferencia.

El pronóstico para perros con epilepsia puede variar y depende de factores como la gravedad y frecuencia de las convulsiones, la edad del perro al inicio de la enfermedad, la presencia de otros problemas de salud y la respuesta al tratamiento.

Terapia de la epilepsia en perros.

La terapia para la epilepsia canina tiene como objetivo reducir la frecuencia y gravedad de las convulsiones y mejorar la calidad de vida del perro minimizando los efectos secundarios. La terapia específica puede variar según las circunstancias individuales del perro, incluido el tipo de epilepsia, la frecuencia y gravedad de las convulsiones, la edad y la salud general del perro, y la presencia de otras enfermedades.

  1. Fármacos antiepilépticos (FAE): estos son los pilares del tratamiento e incluyen medicamentos como fenobarbital, primidona, bromuro de potasio, levetiracetam e imepitoína. La selección del medicamento más adecuado depende de varios factores, incluido el tipo y la gravedad de las convulsiones, la raza, la edad y la salud general del perro. Es importante señalar que la administración de estos medicamentos requiere un control regular de los recuentos sanguíneos y ajustes de dosis para garantizar una eficacia óptima y minimizar los efectos secundarios.
  2. Cambios en el manejo y el estilo de vida: en algunos casos, los ajustes en el entorno y el estilo de vida del perro pueden ayudar a prevenir las convulsiones o reducir su gravedad. Esto incluye evitar los desencadenantes conocidos, mantener una rutina regular, llevar una dieta equilibrada y hacer suficiente ejercicio.
  3. Terapia dietética: existe cierta evidencia de que ciertas dietas, particularmente la dieta cetogénica, pueden ayudar a reducir las convulsiones en algunos perros. Sin embargo, se necesita más investigación en esta área y dicha dieta sólo debe implementarse bajo la supervisión de un veterinario o nutricionista animal.
  4. Cirugía y terapia neuromoduladora: se puede considerar la intervención quirúrgica en perros con epilepsia focal que no responden a la medicación y tienen cambios cerebrales estructurales claros. Alternativamente, las terapias neuromoduladoras como la estimulación del nervio vago (VNS) o la estimulación cerebral profunda (DBS) pueden ser útiles en algunos casos, aunque esto es poco común.

Es importante destacar que el tratamiento de la epilepsia en perros requiere un compromiso a largo plazo y que la terapia no suele estar dirigida a eliminar por completo las convulsiones sino a reducir su frecuencia y gravedad. También es importante comprender que, aunque la terapia generalmente puede proporcionar una mejora significativa, no siempre tiene éxito y, en algunos casos, pueden ocurrir convulsiones graves y potencialmente mortales a pesar de la terapia óptima.

Fármacos antiepilépticos (FAE) en el tratamiento de la epilepsia en perros

Los fármacos antiepilépticos (FAE) son la piedra angular del tratamiento de la epilepsia en perros. Su tarea principal es reducir la frecuencia y gravedad de las convulsiones sin provocar efectos secundarios no deseados. A continuación se detallan algunos de los DEA más utilizados y sus características:

  1. Fenobarbital: este fármaco ha sido durante mucho tiempo el FAE más utilizado en el tratamiento de la epilepsia en perros. Actúa amortiguando la actividad de las células nerviosas del cerebro, inhibiendo así el desarrollo y la propagación de las convulsiones. Si bien el fenobarbital generalmente se tolera bien, pueden ocurrir efectos secundarios como aumento de la sed y el hambre, aumento de peso, cambios de comportamiento y daño hepático. Por tanto, es necesario un control regular de los valores sanguíneos y un ajuste de la dosis.
  2. Primidone: Primidone es otro FAE tradicional utilizado en perros. Se metaboliza en el cuerpo a fenobarbital y feniletilmalonamida, los cuales tienen efectos anticonvulsivos. Los efectos secundarios son similares a los del fenobarbital.
  3. Bromuro de potasio: el bromuro de potasio se utiliza a menudo como terapia complementaria en perros que no responden adecuadamente al fenobarbital solo. También puede usarse como terapia de primera línea en perros para los cuales el fenobarbital está contraindicado. Los efectos secundarios más comunes son aumento de la sed y de la micción, molestias gastrointestinales y cambios de comportamiento.
  4. Levetiracetam: El levetiracetam es un FAE más nuevo que se está volviendo cada vez más popular en los perros. Tiene un perfil de eficacia diferente al de los FAE tradicionales y parece ser bien tolerado, con menos efectos secundarios graves. Sin embargo, debe administrarse con mayor frecuencia (normalmente tres veces al día), lo que puede dificultar el cumplimiento.
  5. Imepitoína: La imepitoína es un medicamento relativamente nuevo diseñado específicamente para el tratamiento de la epilepsia idiopática en perros. Actúa reduciendo la liberación de glutamato en el cerebro, una sustancia implicada en provocar convulsiones. La imepitoína parece ser bien tolerada y tiene un riesgo bajo de efectos secundarios graves.

Al seleccionar un DEA, se deben considerar varios factores, incluido el tipo y la gravedad de las convulsiones, la raza y edad del perro, la salud general y la presencia de comorbilidades. La estrecha colaboración entre el dueño de la mascota y el veterinario es crucial para crear el mejor protocolo de tratamiento posible y maximizar la calidad de vida del perro.

Manejo y cambios de estilo de vida para la epilepsia canina.

El tratamiento de la epilepsia canina implica no sólo la terapia con medicamentos, sino también una variedad de cambios en el estilo de vida y medidas de apoyo que pueden ayudar a reducir las convulsiones y mejorar la calidad de vida del perro.

1. Minimizar el estrés: El estrés puede ser un desencadenante de ataques epilépticos en perros. Por eso, es importante evitar en la medida de lo posible situaciones estresantes. Esto puede incluir mantener una rutina regular, manipularlo con suavidad, evitar ruidos fuertes y excitación excesiva, y brindarle al perro un lugar tranquilo y seguro para retirarse.

2. Dieta y nutrición: Algunos perros pueden beneficiarse de una dieta especial destinada a reducir la frecuencia de las convulsiones. Esto puede incluir seguir una dieta alta en grasas y baja en carbohidratos (similar a la dieta cetogénica utilizada en personas con epilepsia), complementar con ciertos nutrientes como taurina y ácidos grasos omega-3, o evitar alimentos que se sabe que desencadenan convulsiones, incluidos . Sin embargo, dicha dieta sólo debe introducirse bajo la supervisión de un veterinario experimentado.

3. Ejercicio regular: la actividad física regular puede contribuir a la salud y el bienestar general del perro y puede ayudar a reducir las convulsiones. Sin embargo, el ejercicio debe ser moderado y no debe provocar sobrecalentamiento ni fatiga excesiva, ya que esto puede provocar convulsiones.

4. Monitoreo y documentación: el monitoreo y la documentación regulares de las convulsiones pueden ayudar a reconocer patrones e identificar posibles desencadenantes. Esto puede incluir llevar un diario de las convulsiones, registrar la fecha, hora, duración y características de cada convulsión, así como los posibles desencadenantes y cambios en el entorno o el comportamiento del perro antes de la convulsión.

5. Controles veterinarios periódicos: el control veterinario periódico es crucial para el tratamiento de la epilepsia en perros. Esto permite la detección temprana y el tratamiento de los efectos secundarios de los medicamentos y otros problemas de salud que pueden empeorar las convulsiones. Además, los análisis de sangre periódicos pueden ayudar a controlar la eficacia del medicamento y ajustar la dosis si es necesario.

Es importante recalcar que cada perro es individual y lo que funciona para un perro puede no funcionar para otro. Por lo tanto, trabajar en estrecha colaboración con un veterinario experimentado es crucial para desarrollar el mejor protocolo de manejo y tratamiento posible para cada perro.

Dietoterapia para la epilepsia en perros

La dieta puede desempeñar un papel importante en el control de la epilepsia canina, aunque se necesita más investigación para comprender los mecanismos exactos y la composición óptima de la dieta. La idea de la dietoterapia se basa en el concepto de que ciertos nutrientes y composiciones de la dieta pueden afectar el cerebro y reducir la frecuencia y gravedad de las convulsiones.

1. Dieta cetogénica: similar a los humanos que usan una dieta cetogénica para tratar la epilepsia difícil de controlar, esta dieta también puede ser útil en los perros. La dieta cetogénica es una dieta muy rica en grasas y baja en carbohidratos que hace que el cuerpo utilice cetonas para obtener energía en lugar de depender de la glucosa. Se cree que este cambio en el metabolismo tiene un efecto estabilizador en las neuronas del cerebro, reduciendo la frecuencia de las convulsiones. Sin embargo, cabe señalar que dicha dieta debe seguirse estrictamente y realizarse bajo supervisión veterinaria, de lo contrario puede tener efectos potencialmente negativos en la salud del perro.

2. Nutrientes adicionales: Algunos estudios han demostrado que agregar ciertos nutrientes a la dieta de un perro puede ser potencialmente útil. Por ejemplo, se ha sugerido que la taurina, un aminoácido que se encuentra en altas concentraciones en el cerebro, puede tener propiedades neuroprotectoras y ayudar a prevenir las convulsiones. Asimismo, los ácidos grasos omega-3, conocidos por sus propiedades antiinflamatorias, pueden resultar útiles para controlar la epilepsia.

3. Evitar los desencadenantes: para algunos perros, puede resultar útil evitar ciertos alimentos o aditivos que puedan desencadenar las convulsiones. Estos desencadenantes pueden variar de persona a persona y, a menudo, son difíciles de identificar, pero los ejemplos comunes podrían incluir ciertas proteínas, colorantes artificiales o conservantes.

La terapia dietética es un enfoque prometedor para tratar la epilepsia en perros, pero nunca debe considerarse un reemplazo de la terapia farmacológica a menos que lo recomiende específicamente un veterinario. Una dieta equilibrada y rica en nutrientes siempre es importante para la salud y el bienestar general de un perro y puede ayudar a respaldar el tratamiento general de los perros con epilepsia.

Cirugía y terapia neuromoduladora en perros con epilepsia.

La cirugía y la terapia neuromoduladora representan posibles estrategias de tratamiento para perros con epilepsia, particularmente aquellos que no responden a las terapias farmacológicas convencionales. Sin embargo, estas opciones terapéuticas son complejas y están asociadas con riesgos y efectos secundarios potenciales, por lo que es esencial una comprensión profunda de estos métodos terapéuticos.

1. Cirugía: La extirpación quirúrgica del foco convulsivo puede ser una opción para tratar la epilepsia en perros en determinados casos. Esto supone que el foco de la convulsión se limita a un área del cerebro bien definida y accesible que puede eliminarse sin afectar significativamente la función cerebral normal. Los métodos quirúrgicos utilizados para tratar la epilepsia incluyen la lobectomía, en la que se extirpa parte de un lóbulo del cerebro, y la hemisferotomía funcional, en la que se desactiva un hemisferio del cerebro. Estos procedimientos son técnicamente exigentes y requieren experiencia especializada en neurocirugía veterinaria.

2. Terapia neuromoduladora: La neuromodulación implica una serie de técnicas que influyen en la actividad eléctrica del cerebro para reducir la frecuencia de las convulsiones. Una forma de terapia neuromoduladora es la estimulación del nervio vago (ENV), que implica implantar un dispositivo que envía regularmente señales eléctricas al nervio vago. Se cree que esta estimulación reduce la actividad convulsiva al afectar la señalización en el cerebro. La VNS se utiliza ampliamente en personas con epilepsia difícil de tratar y existe evidencia de que también puede ser eficaz en perros. Actualmente se están investigando en perros otras formas de terapia neuromoduladora, como la estimulación cerebral profunda o la neuroestimulación sensible.

Ambos enfoques, la cirugía y la terapia neuromoduladora, requieren una ponderación cuidadosa de los beneficios potenciales frente a los riesgos y efectos secundarios. Además, no son aptos para todos los perros y sólo deben considerarse bajo la supervisión de un neurólogo veterinario especialista. En cualquier caso, el objetivo principal debe ser maximizar la calidad de vida del perro y minimizar el estrés del perro y de su dueño.

No hay necesidad de terapia para la epilepsia en perros

Hay situaciones en las que el tratamiento de la epilepsia en perros no es absolutamente necesario. La decisión de iniciar la terapia debe basarse en una evaluación exhaustiva de cada animal y de sus circunstancias específicas. Se pueden considerar los siguientes criterios para determinar si la terapia es necesaria o no:

1. Frecuencia y gravedad de las convulsiones: no todos los perros con crisis epilépticas requieren tratamiento farmacológico a largo plazo. Si los ataques ocurren con poca frecuencia (por ejemplo, menos de una vez al mes) y son leves, puede resultar menos angustiante para el perro evitar la terapia con medicamentos.

2. Causa de la epilepsia: a veces, la causa subyacente de la epilepsia puede tratarse, eliminando la necesidad de una terapia antiepiléptica a largo plazo. Por ejemplo, en la epilepsia causada por una masa cerebral como un tumor, la extirpación quirúrgica de la masa puede detener las convulsiones.

3. Estado de salud y edad del perro: Para perros mayores o con otros problemas de salud graves, se puede tomar la decisión en contra del tratamiento antiepiléptico si los posibles efectos secundarios del medicamento podrían afectar significativamente el bienestar del perro.

4. Calidad de vida del perro y del dueño: La decisión a favor o en contra de la terapia siempre debe basarse en una consideración de los posibles beneficios y riesgos, incluido el impacto en la calidad de vida tanto del perro como del dueño. Para perros con epilepsia leve que no afecta sus actividades diarias, puede estar justificado el tratamiento anterior.

En general, la decisión de iniciar una terapia para un perro con epilepsia es compleja y requiere una consideración cuidadosa. tomar esta decisión consultando con un veterinario

Epilepsia resistente al tratamiento en determinadas razas de perros

La epilepsia refractaria canina, también conocida como epilepsia refractaria, es una afección en la que un perro no responde a los fármacos antiepilépticos de uso común. Esto puede ser un problema importante para los perros afectados y sus dueños, ya que puede afectar significativamente la calidad de vida del perro y dificultar el tratamiento. Algunas razas de perros parecen ser más susceptibles a la epilepsia refractaria, aunque aún no se comprenden completamente las razones exactas de esto.

1. Pastor belga: los estudios han demostrado que los pastores belgas pueden tener una mayor prevalencia de epilepsia refractaria. Se cree que esto se debe a una predisposición genética, aunque aún no se han identificado los factores genéticos exactos que afectan a esta raza.

2. Border Collie: Los Border Collies también pueden tener una mayor probabilidad de desarrollar epilepsia refractaria. Esto podría deberse a que ciertas líneas genéticas dentro de la raza son más propensas a desarrollar epilepsia refractaria.

3. Pastor australiano: También se ha encontrado una mayor prevalencia de epilepsia refractaria en esta raza.

4. Labrador Retriever: Los Labrador Retrievers también pueden desarrollar epilepsia refractaria al tratamiento.

Es importante señalar que la epilepsia refractaria en perros no se limita a estas razas y puede ocurrir en cualquier raza. Además, la prevalencia de la epilepsia refractaria dentro de una raza varía dependiendo de varios factores, incluida la línea genética específica y las características genéticas individuales del perro. Las pruebas genéticas exhaustivas pueden ayudar a comprender mejor el riesgo de epilepsia refractaria en un perro en particular.

También es importante tener en cuenta que "refractario" no significa que la epilepsia de un perro sea intratable. Más bien, significa que los métodos de tratamiento tradicionales pueden no ser tan efectivos y que pueden ser necesarios enfoques de tratamiento alternativos o adicionales.

Preguntas frecuentes sobre la epilepsia en perros

¿Cuáles son los primeros signos de epilepsia en perros??

Los primeros signos de epilepsia en perros pueden ser sutiles y suelen caracterizarse por convulsiones. Estos incluyen cambios de comportamiento como confusión, inquietud o disminución de la capacidad de respuesta. Los síntomas físicos pueden incluir temblores, salivación excesiva, movimientos musculares incontrolados y pérdida del conocimiento.

¿Cómo se diagnostica la epilepsia en perros?

El diagnóstico de epilepsia en perros se basa principalmente en una combinación de antecedentes, síntomas y resultados de un examen neurológico. En algunos casos, puede ser útil realizarse pruebas adicionales como análisis de sangre, análisis de orina, radiografías o resonancias magnéticas (MRI) para descartar otras enfermedades subyacentes.

¿Cómo se trata la epilepsia en perros?

El tratamiento de la epilepsia en perros suele implicar la administración de fármacos antiepilépticos para controlar las convulsiones. Otras posibles opciones de tratamiento pueden incluir cambios en el estilo de vida y la dieta, fisioterapia y, en algunos casos graves, cirugía.

¿Mi perro con epilepsia puede hacer vida normal?

Sí, muchos perros con epilepsia pueden llevar una vida normal y plena a pesar de su diagnóstico. Es importante que el veterinario examine al perro con regularidad y que se sigan estrictamente los planes de tratamiento. Con el cuidado y el apoyo adecuados, los perros con epilepsia a menudo pueden mantener sus convulsiones bien controladas y seguir viviendo una vida feliz y saludable.

¿Cuándo es mejor dejar ir al perro con epilepsia?

La decisión de sacrificar a un perro con epilepsia es una decisión extremadamente difícil y personal que debe tomarse en estrecha colaboración con el veterinario. Depende de varios factores, incluida la gravedad y la frecuencia de las convulsiones, la salud general del perro, la calidad de vida del perro y la capacidad del dueño para satisfacer las necesidades médicas del perro.

Es posible que un perro deba considerar la posibilidad de ser sacrificado si:

  1. Las convulsiones siguen sin control a pesar del tratamiento farmacológico adecuado y el perro sufre convulsiones graves y frecuentes que afectan significativamente a su calidad de vida.
  2. El perro sufre una enfermedad concomitante grave o complicaciones relacionadas con la epilepsia que afecta significativamente a su calidad de vida y no puede tratarse eficazmente.
  3. El perro presenta un comportamiento o una salud general gravemente deteriorados que afectan significativamente a su calidad de vida y no pueden tratarse eficazmente.

Sin embargo, es importante recalcar que esta decisión siempre debe tomarse en función del caso y las circunstancias individuales del perro y su dueño. El objetivo siempre debe ser maximizar el bienestar del perro y minimizar su sufrimiento.

Resumen

La epilepsia canina es un trastorno neurológico caracterizado por convulsiones recurrentes. En los perros puede producirse epilepsia generalizada y parcial (o focal). La epilepsia generalizada afecta a todo el cerebro, mientras que la epilepsia parcial en perros se limita a áreas específicas.

El diagnóstico de epilepsia en perros suele realizarse mediante una anamnesis detallada, un examen clínico y pruebas diagnósticas especiales como el EEG y la resonancia magnética. Es importante descartar otras causas de convulsiones, como trastornos metabólicos o tumores.

El tratamiento de la epilepsia canina puede ser complejo y, a menudo, requiere un enfoque multimodal. Los fármacos antiepilépticos (FAE) son la base del tratamiento. Los FAE comunes incluyen fenobarbital e imepitoína, pero existen otras opciones como levetiracetam, zonisamida y gabapentina. La elección del medicamento depende de muchos factores, incluido el tipo de epilepsia, la respuesta individual del perro y los efectos secundarios del medicamento.

Los cambios en el manejo y el estilo de vida son igualmente importantes. La reducción del estrés, el ejercicio regular y un ciclo saludable de sueño-vigilia pueden ayudar a reducir la frecuencia y gravedad de los ataques. Una dieta especial también puede ser beneficiosa, en particular una dieta cetogénica, que estimula al cuerpo a utilizar grasas en lugar de glucosa para obtener energía.

En algunos casos, se puede considerar la terapia quirúrgica o neuromoduladora, especialmente si los medicamentos son ineficaces o tienen efectos secundarios graves. Esto puede incluir la resección del tejido cerebral que desencadena las convulsiones o la implantación de un dispositivo para estimular eléctricamente el cerebro.

Es posible que la terapia no sea necesaria si las convulsiones son poco frecuentes y no afectan la calidad de vida del perro. Algunas razas de perros pueden ser resistentes al tratamiento, incluidos los border collies, los pastores australianos, los pastores belgas, los beagles y los grandes daneses.

Por último, es importante que los dueños de perros estén bien informados sobre la epilepsia en perros y qué deben hacer durante y después de una convulsión. En casos extremos, cuando las convulsiones son incontrolables y la calidad de vida del perro se ve gravemente afectada, se puede plantear la decisión de la eutanasia, aunque se trata de una decisión sumamente difícil y personal.

Estado de la investigación actual sobre la epilepsia en perros

La investigación sobre la epilepsia canina ha avanzado significativamente en los últimos años, aunque aún quedan muchas preguntas sin respuesta. A continuación se presentan algunos avances clave en la investigación:

  1. Genética: el descubrimiento de marcadores genéticos para ciertas formas de epilepsia ha aumentado nuestra comprensión de la enfermedad y ha permitido el desarrollo de nuevas terapias. Varios estudios han identificado mutaciones genéticas específicas asociadas con la epilepsia en determinadas razas de perros. Una mejor comprensión de las bases genéticas de la epilepsia podría ayudar a identificar factores de riesgo y desarrollar estrategias preventivas.
  2. Farmacogenómica: este campo estudia cómo la composición genética de un individuo influye en su respuesta a los medicamentos. Existe la esperanza de que la medicina personalizada adaptada a la constitución genética de cada perro pueda conducir a tratamientos más eficaces y seguros.
  3. Neuromodulación: se están investigando intensamente diversas técnicas de neuromodulación, como la estimulación cerebral profunda y la estimulación del nervio vago. Estas técnicas podrían ofrecer una alternativa o complemento prometedor a los medicamentos, especialmente en casos resistentes al tratamiento.
  4. Terapia dietética: cada vez hay más pruebas de que determinadas dietas, en particular la dieta cetogénica, pueden ayudar a reducir las convulsiones en algunos perros. Sin embargo, se necesita más investigación para comprender los mecanismos exactos y qué perros podrían beneficiarse más de este tipo de dietas.

Es importante destacar que, aunque la investigación en esta área avanza rápidamente, los hallazgos aún no se han trasladado a la práctica clínica. Esto requiere más ensayos clínicos y observaciones a largo plazo para confirmar la seguridad y eficacia de las nuevas terapias.

Literatura relevante sobre epilepsia en perros.

A continuación se muestran algunas fuentes bibliográficas especializadas relevantes y actuales sobre el tema de la epilepsia en perros:

  1. "Epilepsia canina y felina: diagnóstico y tratamiento" por Luisa De Risio y Simon Platt. Este libro proporciona una descripción general completa del diagnóstico y tratamiento de la epilepsia en perros y gatos e incluye investigaciones actuales.
  2. "Epilepsia canina: una guía para el propietario para vivir con y sin convulsiones" por Caroline Levin. Este libro está dirigido a dueños de perros y brinda consejos prácticos sobre el cuidado de un perro con epilepsia.
  3. "La base genética de la epilepsia canina" de Gary Johnson et al., publicado en "The Veterinary Journal". Este artículo proporciona una descripción general de las investigaciones actuales sobre las causas genéticas de la epilepsia en perros.
  4. "Terapia con medicamentos antiepilépticos en perros" de Stephanie McGrath et al., publicado en "The Veterinary Clinics of North America: Small Animal Practice". Este artículo proporciona una descripción detallada de los distintos fármacos antiepilépticos disponibles actualmente para el tratamiento de perros.
  5. "Dieta cetogénica en perros con epilepsia idiopática" por D. Packer et al., publicado en "The British Veterinary Journal". Este artículo examina los efectos de la dieta cetogénica en el control de las convulsiones en perros con epilepsia idiopática.

Tenga en cuenta que estas publicaciones sobre la epilepsia canina están en inglés y no hay traducción al alemán. También se publican en revistas y libros a los que puede no ser fácilmente accesible. Es recomendable contactar con una biblioteca universitaria o una biblioteca veterinaria para acceder a estos recursos.

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